jueves, 22 de enero de 2009

Pesadillas

Nuestros sueños (que son los dulces) y pesadillas (los amargos) van creciendo con nosotros a lo largo de toda nuestra vida. Cuando somos pequeños son inocentes, ingenuos, muy grandes en ilusión, y no pensamos que tenemos mucho tiempo para disfrutarlos y llorarlos.

Conforme nosotros vamos creciendo, fisicamente y como personas, todos estos cambian de forma y de sentido. Los sueños tornan más bien a un fin, un objetivo muy claro para sentirnos llenos y bien con nosotros. Las pesadillas son nudos en el carazón, que duelen de verdad, son miedos, son desengaños, alguna que otra frustación.

Este va dedicado a las pesadillas, siempre tan dolorosas, desagradables, molestas y duras de olvidar. Y algunas de ellas no paran de reproducirse a lo largo de la vida, siempre caemos en ellas, porque al fin al cabo son nuestros miedos y quizás nos centramos en ellas para no sufrirlas una y otra vez.

Nos centramos en tener como una especie de varita mágica que nos ayude a suavizar el dolor, cada uno busca la suya, pero nunca se puede olvidar ese dolor, es muy nuestro. Es una losa que tenenos que llevar, asumir que forma parte de nosotros y quizás en un futuro empaticemos con nuestra pesadilla o pesadillas.

En un acto de sinceridad, la mia es el engaño, con todas sus raices, falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre. Y su acción que según el diccionario de RAE tiene nueve definiciones que no tienen ninguna de ellas desperdicio, y las cuales son las raices de esta pesadilla.

Claro esta que depende de la persona que haga esta acción, desde luego el panadero me daría igual, pero una persona importante para mi sería una verdadera pesadilla. Depende si eres uno de los protaganistas o eres un extra en la vida de esa persona.

Así, voy a intentar a vivir con ellas, pensar que formar parte de mi y darles el lugar que le corresponden porque ante todo quiero vivir con mis sueños y mis pesadillas.

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